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El policía que salvó a dos mujeres en Benetússer: pensé más en socorrerlas que en mi vida

El subinspector de la Policía Nacional Daniel García no trabajaba el 29 de octubre de 2024. Desde la ventana de su casa, un segundo piso en la localidad valenciana de Benetússer, fue testigo de como una lengua de agua reventaba puertas y anegaba coches y casas. Escuchó gritos de socorro y arriesgó su vida para salvar a dos vecinas.

“Pensé más en auxiliarlas que en mi propia vida”, asegura en una entrevista telefónica con EFE, en la que reconoce que mientras arriesgaba su vida para salvar la de las dos mujeres, sí llegó a pensar: “Dios mío, que no me vean mis hijos ahogarme”.

Pero “me podía más intentar ayudar a mis vecinas, a quien me estaba pidiendo ayuda, que mi propia vida”, recalca el subinspector.

Recuerda que eran más de las 20:00 horas cuando escuchó gritos de socorro. Se trataba de Amparo, la dueña de un negocio de pilates al que el agua había reventado la puerta.

Avalancha de agua

La mujer había salido como pudo del local y pedía ayuda. Daniel le indicó que se agarrara a las rejas de una ventana de la casa colindante y le pidió que aguantara. Mientras, el subinspector armó una cuerda con sábanas y cortinas del vecino de abajo, la ató en el balcón de esa casa, colocó en el extremo una mancuerna y se la lanzó a Amparo.

Antes, intentó rescatarla desde el agua, pero era tal la violencia de la riada que tuvo que volverse.

Finalmente, Daniel consiguió poner a salvo a la mujer tirando de la cuerda hasta que pudo darle la mano y llevarla a casa de otra vecina para que pudiera secarse y recuperarse. Se había quedado sin fuerzas.

De repente, empezaron a oír más gritos de socorro. Esta vez era otra vecina, Perfecta, que había salido de su casa inundada y se sujetaba en las rejas de su ventana. Daniel intentó entrar por una puerta trasera de un corral, pero era imposible porque la inundación había subido tanto que apenas había espacio entre el techo y el agua para poder respirar.

El subinspector cogió una manguera de riego, la ató a lo dos extremos del pilar de balcón, hizo otra cuerda con sábanas, pasó ambas por detrás del cuerpo de Perfecta y sujetó los dos extremos con cada mano para mantener el vilo a la mujer y evitar que le llegara el agua. Daniel la mantuvo así una cuatro horas subido en el tejado de la casa.

¿Cómo aguantó?, le preguntamos. “Soy policía nacional y tengo que mantenerme en forma para dar servicio. Aparte, me mantuvo el pundonor de no rendirme, de no dejarla caer. Me quedé afónico, porque ella quería que la soltara, decía que no aguantaba más”.

El subinspector relata que le gritaba a la mujer, a Mari, que no se rindiera, que pensara en su familia, en sus hijas. Y Mari y Daniel aguantaron hasta que el nivel del agua bajo hasta la altura del pecho y el hijo del agente y otro vecino recogieron a la mujer y flotando la subieron al segundo piso.

Conocimientos como Policía Nacional

Una vez salvada Mari, se dieron cuenta de que el marido no estaba. Finalmente le encontraron subido a un altillo, semidesnudo, y también lo rescataron.

Daniel explica a EFE que su profesión le aporta conocimientos y técnicas que pudo aplicar en la dana. Todo ello le permitió salvar a tres personas que le abrazan cada vez que se lo encuentran por el pueblo.

Toda la familia del subinspector ayudó ese día y los posteriores a los afectados. Incluso, repartió su ropa. Apenas se quedó con un tercio de la que tenía en el armario, al igual que su hijo.

Dice Daniel que el pueblo se hizo una “piña” y asegura que psicológicamente hay gente “que está muy tocada”. “Caen cuatro gotas y parece que estemos en la pandemia; no hay nadie en la calle”, añade.

Para este agente, la dana es lo peor que ha vivido, fue “brutal”, peor que la película del tsunami. “Parecía que estuvieras en un sueño en vez de en la realidad”, recalca.

Y concluye: “Ayudar es algo que llevas dentro y es lo que te van inculcando en la Policía, que tu vida la dedicas a los demás. Sí pensé que estaba en peligro, pero yo pensaba más en socorrer a la gente que me estaba pidiendo auxilio, como hicieron mi hijo y otros vecinos. Es verdad que yo fui el que se tiró al agua, pero también soy el que tiene más preparación y el que se debe a ello”. EFE

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